jueves, 13 de diciembre de 2012

Dicen que la vida es una montaña rusa de la cuál hay que disfrutar. Yo me pregunto si todas las vidas son montañas rusas, porque entonces la mía lleva demasiado tiempo en la cuesta. Teniendo en cuenta que nunca me han gustado, por el simple hecho de que cuando te montas y vas subiendo una cuesta, sientes miedo. Miedo de que en cuestión de segundos, y cuando por fin has empezado a disfrutar de las vistas, bajes en picado. Supongo que a eso se refieren con lo de que la vida es una montaña rusa. Y ahora que lo pienso, puede que lleven razón. Pero es difícil disfrutar de las subidas sabiendo que después vendrán bajadas. La vida es complicada, y en otras palabras: una mierda. Te vas dando cuenta de ello cuando creces, pero sobre todo cuando tropiezas y cuando te llevas muchas decepciones. Porque cuando la vida reparte hostias, las reparte fuerte. Por mucho que la vida sea una montaña rusa, y por muchas subidas y bajadas que tenga, las atracciones no duran para siempre, ¿no? Todo tiene un final, incluso la vida. Aunque pensándolo bien... quizá sea que le doy demasiadas vueltas a las cosas. O quizá sea que de tantos tropiezos y decepciones, ahora no me fío ni de mi propia sombra. Yo no compré un billete para esta montaña rusa, y sin quererlo aquí estoy, cayendo sobre una cuesta.

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